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lunes, 13 de junio de 2016

El mercado del ganado

Recuerdo que los jueves era el mercado de ganado y como anécdota, alguna vez, cuando los de los pueblos traían alguna vaca para vender, como no la vendiesen, generalmente quedaban amarradas a los arboles. Sus dueños en el chigre hasta bien tarde o por la mañana, y el ganáu berrando toda la noche...





En la bajada al mercado había un bar en Casa de Lauro. El último que estuvo fue Valentin Fuentes "el Pola". También estaba el taller de madreñas de Daniel, y en el mismo mercado estaba el otro taller de madreñas de Pepe y Bernardo. En la calle paralela, El Espadañal, estaban las de Lueje, que eran modistas.

Dónde está actualmente la rotonda y la urbanización El Fitu,  antes era una finca que se llamaba la Posesión donde se construyó todo lo que hay ahora.

Al mercado, también venia Aquilino. Ponía un puesto de todo: guadañas, semillas, katiuscas, etc. había un dicho (que era verdad): cuando hacían falta gafas, la gente las compraban en Aquilino. Era todo un personaje. Muy popular...

También estaba la oficina del veterinario municipal, Casimiro, dónde está actualmente la asociación de cazadores.

También, hace años se edificó la que se llama ahora "Casa Laureano", el restaurante.
Antiguamente era mucha la gente la que iba a  por leche a las casas que tenían ganado. La Mercedes, la Elena, César, Pedrayes, Ángel el sereno, Ataúlfo... eran quienes lo vendían a los particulares. "Zapiquina y a  por la leche", decian en casa.
Pilu

También yo  recuerdo a Martín, el afilador, que, con una tabla de cuatro patas -tipo mesa de madera-, y un pedal inclinau (sujetaba una varilla excéntrica al dar al pedal con el pie), hacía girar la rueda para afilar tijeras, cuchillos,...

También arreglaba paraguas. Recuerdo ver poner unos remaches a las potas coloradas que  mi Güela llevaba a arreglar -en aquella época no nos contaminábamos como ahora-.




Este afilador se ponía en el mercau de Villaviciosa.  Cuando yo me vine a vivir a Colunga, el primer jueves que yo subí al mercau,  me encontré a  Martín con su mandilón azul  y su herramienta de trabajo. Creo que vivía en la Infiesta  o en Borines, en el concejo de Piloña. Bajaba en el autocar que hacia la ruta del  mercado. Más tarde pasó el testigo a un hijo, y tengo idea que éste venía en moto.

Maruja

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